El ruido blanco facilita el sueño. Se trata de un tipo de vibración sonora constante que elimina los demás sonidos que están alrededor. Por ejemplo, el sonido de electrodomésticos, como de una lavadora o un ventilador, puede generar un ruido blanco, ya que es constante, uniforme y de la misma frecuencia. También podría ser de origen natural, como el agua de la lluvia, el romper de las olas del mar o el crepitar de la leña.
Según los expertos, este tipo de sonido facilita el sueño, porque nos ayuda a disminuye la actividad del sistema nervioso simpático y ayuda a reducir nuestro ritmo cardíaco y la respiración. Es muy útil tanto en casos de personas que padecen de insomnio, como en bebés.
Al integrar todo el espectro de frecuencias sonoras existentes, de forma armónica, el ruido blanco nos ayuda a relajarnos y a conciliar el sueño.
Un estudio publicado en 2005 en EEUU observó que los pacientes ingresados en la UCI de un hospital dormían mejor tras estar expuestos a ese sonido. Otra investigación posterior apuntó que algunos individuos que habitaban barrios ruidosos en Nueva York podían desconectar y descansar gracias al ruido blanco. Un efecto similar ejerce también la música relajante.
Un estudio reciente llevado a cabo por científicos españoles ha demostrado que las reacciones fisiológicas difieren en función del tipo de música que escuchemos. Si es alegre, activará el sistema nervioso simpático aumentando el ritmo cardíaco y la sudoración. En cambio, si es triste, ralentizará nuestros latidos, generando una sensación de calma.