El “virus del camello” es más peligroso que el COVID, ya que mata a uno de cada tres infectados. Se trata de una infección respiratoria causada por el virus del síndrome respiratorio de Oriente Medio. Se le ha identificado como el MERS-CoV, un virus zoonótico que se transmite de los animales a las personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ha sido vinculado a infecciones humanas en dromedarios en el Medio Oriente, África y el sur de Asia. En Qatar y un otros 27 países se han reportado casos aislados de este virus que tiene una mortalidad de hasta el 35 por ciento.

Los humanos se pueden infectar por contacto directo o indirecto con dromedarios infectados. Además, puede contraerse por comer productos lácteos que no estén pasteurizados o carne que esté contaminada. Entre los síntomas de la “gripe del camello” son la dificultad para respirar, vómitos, diarrea, tos y fiebre.

Alerta de contagios y medidas de precaución

Algunos países, como Reino Unido y Australia, han puesto una alerta para las personas que vengan de Qatar. Después del Mundial de fútbol y los numerosos desplazamientos que generó, hay miedo de contagios de MERS. Una medida importante de precaución, debido a la alta mortalidad de la enfermedad que supera a la del COVID.

A finales de febrero de 2022 se habían notificado en todo el mundo un total de 2.585 casos de MERS confirmados por laboratorio, según la OMS. “Como precaución general, toda persona que visite granjas, mercados, establos u otros lugares donde haya dromedarios y otros animales debe adoptar medidas de higiene generales, como lavarse las manos con frecuencia, antes y después de tocar a los animales, y evitar el contacto con animales enfermos”, recomiendan desde la Organización.

“El consumo de productos de origen animal crudos o poco cocinados, incluidas la leche y la carne, conlleva un alto riesgo de infección por diversos patógenos que pueden causar enfermedades en el ser humano. Los productos de origen animal que se procesan adecuadamente mediante cocción o pasteurización son seguros para el consumo, pero también deben manipularse con cuidado para evitar una contaminación cruzada con alimentos crudos. La carne y la leche de camello son productos nutritivos que pueden seguir consumiéndose después de la pasteurización, la cocción u otros tratamientos térmicos”, indicaron.