Hay ciertas enfermedades con las que se desaconseja volar. La recomendación de no subir a un avión depende de muchos factores, pero en algunos casos conlleva un alto riesgo.
Esto incluye a personas con insuficiencia cardíaca, infarto de miocardio o accidente cerebrovascular, angina, hipertensión arterial no controlada, anemia, trastorno mental agudo o una enfermedad contagiosa.
La altura que alcanzan los aviones supone tener un menor nivel de oxígeno en la cabina que puede ser peligroso para aquellos pasajeros con afecciones pulmonares o cardíacas.

Enfermedades con las que se desaconseja subir a un avión

  • Enfermedades del corazón graves, como infartos de miocardio o accidente cerebrovascular. La Sociedad Cardiovascular Británica desaconseja volar antes de los tres días posteriores de un infarto. Siempre y cuando haya sido el primero, sin complicaciones y la persona tiene menos de 65 años de edad. No sería recomendable volar a quienes padecen insuficiencia cardíaca o una angina inestable. Su corazón no recibiría suficiente flujo de sangre y oxígeno, lo que puede provocar un ataque cardíaco.
  • Problemas de frecuencia cardíaca o hipertensión arterial no controlados. En pacientes con hipertensión, sobrepeso o antecedentes cardíacos la falta de movilidad en la cabina puede incrementar el riesgo de coágulos en las piernas hasta un 5 por ciento. Según la Fundación Española del Corazón, este coágulo puede liberarse a la circulación, llegando a provocar una embolia de pulmón.
  • Anemia grave. Las personas que ya tienen una saturación de oxígeno más baja pueden verse en una situación crítica dentro de la cabina, a la que se sumaría una menor humedad que dilataría los vasos sanguíneos aumentando la demanda. En el peor de los casos esto puede provocar un colapso del sistema respiratorio o de la circulación, conduciendo a un paro cardíaco.
  • Dificultades respiratorias. Viajar en avión plantea algunos potenciales riesgos respiratorios relacionados con el cambio de presión que se da dentro de la cabina. Por esta razón, se desaconseja que suban a un avión las personas con disfunción pulmonar grave o dificultades respiratorias. No obstante, pueden volar las personas con asma, EPOC, neumonía o cirugía de tórax reciente, siempre y cuando se hayan tomado las precauciones necesarias.
  • Enfermedades infecciosas. La transmisión de los virus se facilita en entornos cerrados, de modo que está contraindicado volar, si se tienen indicios de enfermedades como SARS, influenza o Covid-19. Más allá del riesgo de contagio, hay que tener presente que volar con fiebre puede aumentar la probabilidad de trombosis.