Un nuevo estudio relaciona la altura y el riesgo de enfermedades. Ya sea alta o baja, la estatura de una persona puede elevar o disminuir el riesgo de ciertas patologías. En concreto, se ha establecido que las personas que miden 190 cm o más tienen un mayor riesgo de fibrilación auricular y venas varicosas. En cambio, se les atribuye un menor riesgo de enfermedad coronaria, presión arterial y colesterol altos.

Asimismo la investigación, publicada en la revista PLOS Genetics, asocia la mayor altura con un mayor riesgo de neuropatía periférica, causada por daños en los nervios de las extremidades. También señala posibles infecciones de la piel y los huesos, como úlceras en las piernas y los pies.

La altura de una persona es una variable que no se puede modificar, así como la edad y el sexo genético. Está determinada tanto por factores hereditarios, como externos. Entre éstos segundos entrarían el medio ambiente, el patrón de la dieta o el nivel socioeconómico.

Así en las personas de una altura superior al 190 cm, habría un aumento de riesgo de infecciones de piel y hueso, de patología de los discos intervertebrales y de los nervios periféricos. Por lo consiguiente la prevención de patología postural y de columna debería ser enfatizada para prevenir lesiones a futuro.

La estatura baja se relaciona con más riesgo de padecer obstrucción de arterias

Otro estudio relaciona la estatura y el riesgo de enfermedades, pero esta vez haciendo hincapié sobre la altura baja. Según la investigación de la Universidad de Leicester, Inglaterra, publicada en la revista New England Journal of Medicine, cada 2.5 centímetros de diferencia en estatura entre dos personas hacen que la más baja tenga 13.5 más probabilidad de desarrollar una dolencia cardíaca. Así, por ejemplo, una persona de 1.5 metros de estatura podría tener en promedio 32 por ciento más riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca que una que mide 1.68 metros.

De todas formas, hay que dejar claro que se trata de un factor genético no modificable que podría contribuir al riesgo de ciertas enfermedades cardiacas. Pero hay otros factores modificables que sí pueden influir para disminuir este riesgo, como son un peso corporal adecuado, un estilo de vida activo y la abstención de fumar o consumir alcohol.