Hoy se celebra el Día Mundial Sin carne. Una oportunidad para descubrir una dieta alternativa a los alimentos a base de carne. Y con ello, contribuir para la reducción de la contaminación, el sufrimiento animal y problemas de salud, originados por un consumo de carne excesivo.
Se estima que, en comparación con las personas que consumen carnes y grasas animales, quienes siguen una dieta vegetariana suelen presentar un menor riesgo de enfermedades cardíacas. Además, tienen niveles de colesterol más saludables, puesto que consumen menos alimentos hipercalóricos y en menor cantidad qrasas no saludables.
Llevar una dieta compuesta principalmente por alimentos de origen vegetal puede reducir el riesgo de enfermedad cardíaca hasta en un 52%, según un estudio publicado en la revista científica Journal of the American Heart Association.
Asimismo, según un nuevo estudio comer una ración de verduras de hoja verde al día podría reducir el riesgo de demencia y retrasar el envejecimiento del cerebro. Este tipo de vegetales rebosan de compuestos protectores de la salud, que incluyen vitaminas y minerales esenciales, fibras y un amplio espectro de antioxidantes, que destruyen los radicales libres dañinos en el cuerpo y ayudan a proteger el cerebro del estrés oxidativo.
La ‘carne vegetal’
Hoy en día existe una amplia variedad de productos sustitutivos de la carne que nos ayuda a evitar deficiencias. En este grupo destacan el seitán, hecho a base de harina, trigo y agua; el tofu que se elabora a partir de la coagulación de sales de calcio o magnesio con la leche de soja cocida; o el tempeh, un fermentado con sabor a nuez preparado de semillas de soja.
No hay que olvidar las legumbres, como garbanzos y lentejas, por su alto aporte protéico. Las verduras, a su vez, tienen perfiles únicos de nutrientes y antioxidantes. Por tanto, una mayor variedad será clave para obtener un espectro más amplio de beneficios para la protección de la salud. El color es una señal útil, ya que diferentes antioxidantes imparten diferentes tonalidades a los alimentos. Aprovechar la rueda de colores de los productos (incluido el blanco) no solo funciona a nuestro favor desde el punto de vista nutricional, sino que también hace que nuestras comidas sean mucho más atractivas.