La desconexión entre cerebro e intestino influye en la obesidad infantil. Según una investigación, presentada en la 60ª Reunión Anual de la Sociedad Europea de Endocrinología Pediátrica, los niños obesos que han perdido peso recientemente tienen más probabilidades de mostrar actividad cerebral relacionada con el hambre después de una comida.
Esto ocurre a pesar de que sus niveles de hormonas intestinales señalen que se haya reducido el hambre y hay saciedad. Aparece una desconexión entre la satisfacción con los alimentos en el cerebro y el sistema digestivo. Podría ser la razón por la que muchas personas recuperan peso, especialmente después de una dieta intensa.
Comprender y abordar la actividad cerebral que promueve el apetito puede sería la clave para encontrar tratamientos más efectivos que ayuden a combatir la obesidad en niños y adultos, según los autores del estudio.
Cabe recordar que la obesidad es una pandemia que afecta a 124 millones menores en todo el mundo. Esta patología aumenta el riesgo para desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas y cáncer, entre otras.
Durante una dieta el cuerpo actúa para conservar la grasa manteniendo la respuesta de hambre en el cerebro
La desconexión entre cerebro e intestino influye en la obesidad infantil. A menudo esta condición física se trata con terapia conductual basada en la familia. Se realiza mediante sesiones ambulatorias periódicas que se centran en la educación dietética y la actividad física. Muchos niños recuperan peso poco después de completar el programa y no se entiende por qué la tasa de éxito es baja. El apetito, el metabolismo y el aumento de peso están controlados por las funciones del cerebro y del sistema digestivo. Comprender cómo estos procesos se ven afectados por la pérdida de peso nos ayudará a comprender los mecanismos que llevan a recuperar este peso.
El profesor Roth que lidera la investigación señala que durante la pérdida de peso “el cuerpo actúa para conservar la grasa al mantener la respuesta del hambre en el cerebro, y esto debe abordarse mediante la terapia con medicamentos para lograr una pérdida de peso exitosa y sostenida en niños obesos”.
Por todo ello, prosigue: “El tratamiento más exitoso de la obesidad infantil debe evitar las intervenciones de pérdida de peso rápida y, en su lugar, apuntar a cambios graduales y constantes en el estilo de vida durante años, en lugar de meses. Para mejoras duraderas a largo plazo en la pérdida de peso y la salud conducen a mejoras sostenidas y a largo plazo en la pérdida de peso y la salud”.