Las muertes por temperaturas extremas disminuyen en España, según un estudio realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Tras analizar más de 14 millones de muertes en los últimos 40 años, ha determinado que los fallecimientos por golpes de calor han disminuido en nuestro país, a pesar de ser uno de los más afectados por el cambio climático en la zona. Eso es debido a que la población se ha ido adaptando progresivamente a las temperaturas extremas, tanto de frio como de calor.

Según los datos, se ha reducido la mortalidad debida al frío casi tres veces. No obstante, el riesgo de mortalidad atribuible al calor presenta una reducción mucho menor. La temperatura de mínima mortalidad, en la que el riesgo de fallecimiento es más bajo, ha disminuido entre 2009 y 2018. Una década en la que el umbral de temperatura óptima aumentó casi 2°C en España.

“La temperatura de mínima mortalidad se utiliza con frecuencia como un indicador de la velocidad de adaptación. La lógica es que, si las poblaciones se vuelven menos susceptibles al calor, se puede esperar un aumento de esta temperatura óptima con el tiempo. Además, también es crucial medir la reducción en el riesgo de mortalidad debido a temperaturas no óptimas”, señala la investigadora Dariya Ordanovich, del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC.

En 2050 las muertes por las olas de calor pueden aumentar 5 veces

España será uno de los países más afectados por el calor extremo, si las emisiones continúan tan elevadas. Por esta razón, recalcan desde el CSIC, la estrategia de adaptación al cambio climático deben ser prioridad.

Se estima que por cada grado que aumente la temperatura, las lluvias se reducirán un 4 por ciento. Esto equivaldría a unas reducciones de entre un 5% a un 20%, en función de la capacidad para reducir emisiones. De hecho, aunque las olas de calor inusuales se producen una vez cada 50 años, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en un futuro podrían producirse “todos los años” y a mediados de siglo el número de fallecidos por olas de calor podría pasar de 1.500 a 8.000, si sigue este nivel de emisiones de CO2.