Tomar té reduce el riesgo de diabetes tipo dos, debido a sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorios y anticancerígenos. Está demostrado que un consumo frecuente de esta bebida natural puede ayudar a reducir los niveles de azúcar en sangre, estimulando la producción de insulina.

Es la conclusión a la que han llegado en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) que se celebra este año en Estocolmo, Suecia. Para este fin se ha realizado un metaanálisis de 19 estudios de cohortes en los que participaron más de un millón de adultos de ocho países. En él se ha establecido que el consumo moderado de té negro, verde u Oolong –un té tradicional chino que se obtiene de la misma planta con la que se hacen los tés verde y negro — está relacionado con un menor riesgo de desarrollar diabetes. En concreto, sugieren que beber al menos cuatro tazas de té al día se asocia a un riesgo un 17% menor de padecer diabetes tipo 2 en un periodo medio de 10 años.

Los investigadores analizaron el impacto potencial de los diferentes tipos de té, la frecuencia de consumo, el sexo de los consumidores y la zona geográfica, comparando cómo según estos condicionantes varía el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2.

“Aunque hay que seguir investigando para determinar la dosis exacta y los mecanismos que subyacen a estas observaciones, nuestros resultados sugieren que beber té es beneficioso para reducir el riesgo de diabetes de tipo 2, pero sólo en dosis altas (al menos 4 tazas al día)”, señala el autor principal, Xiaying Li, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Wuhan (China).

El secreto de preparar un té bueno

El té contiene teína, muy similar a la cafeína del café, y como tal, ejerce un efecto estimulante en quienes los consumen. No se absorbe en el estómago, sino en el intestino delgado y se absorbe de una forma más lenta y progresiva, causando menos nerviosismo que el café. En la época de frío, el té ayuda a la termorregulación del cuerpo. En verano, pueden tomarse en frío y son una buena opción para mantenernos hidratados.

El secreto se basa en la temperatura del agua que debe alcanzar los 100 grados para hacer emulsionar el té. Después se debe dejar reposar el tiempo suficiente para que todas sus propiedades se absorban. Para ello conviene tapar la taza o la tetera por unos minutos antes de degustarlo.

En algunos tés como el inglés o el negro se puede mezclar con un poco de leche, cambiando sutilmente su textura.