Tres factores de riesgo para la microbiota —la dieta, el alcohol y el tabaco— pueden influir en el desarrollo de enfermedades como el cáncer, el párkinson, la diabetes o la obesidad. Es lo que se desprende de una investigación denominada proyecto microBiomics, coordinada por el Cima Universidad de Navarra.
Según el estudio, el conjunto de bacterias que se encuentran en el intestino del organismo humano son sumamente importantes para la salud humana. Estos microorganismos, a los que se les conoce como microbiota o flora intestinal, coexisten en nuestro cuerpo y juegan un papel cardenal no sólo en la fisiopatología de distintas enfermedades, pero también en la respuesta de los pacientes a los tratamientos farmacológicos. Además, influyen en distintos procesos patológicos (digestivos, autoinmunes, oncológicos, neurodegenerativos) y de ellos, en gran medida, depende el éxito de distintas intervenciones clínicas y terapéuticas.
Por esta razón, conocer esas comunidades microbianas y sus genes supone un reto biotecnológico de primer orden en el área de la salud humana. Entre otras cosas, nos permitirá no sólo comprender mejor los mecanismos moleculares de muchas enfermedades, sino también “diseñar nuevas estrategias terapéuticas basadas en nuevos fármacos biotecnológicos con efectos directos sobre la composición y/o la actividad de la microbiota de los pacientes”, señala Antonio Pineda-Lucena, Director del Programa de Terapias Moleculares de Universidad de Navarra en un artículo publicado en The Conversation.
Como cuidar la flora intestinal
Algunos alimentos pueden beneficiar nuestra microbiota intestinal. Son aquellos ricos en fibra, ya que ayudan a regular el tránsito intestinal y promueven la eliminación de residuos. En este grupo entrarían las legumbres y la avena; frutas como la mora, la manzana, la pera, el plátano, la uva, la granada y la naranja; hortalizas como la calabaza, la chirivía, el nabo, la zanahoria y la remolacha; guisantes y verduras de hojas verdes como la lechuga; pan integral, frutos secos, semillas y frutas disecadas, entre otros.
Los probióticos son otro componente importante para la flora intestinal, ya que ayudan a repoblar las bacterias que han podido ser eliminadas por antibióticos o diarrea. Algunas verduras y frutas, fuentes de probióticos naturales, son el kéfir, el yogur natural y el repollo, la col y la soya fermentados.