¿Vacaciones de playa o montaña? Es la pregunta habitual que los veraneantes se hacen a la hora de escoger el destino perfecto para sus vacaciones. Y muchas veces la respuesta depende del estado de su salud.
Algunas alteraciones de salud se benefician más de unas vacaciones en el mar, mientras que otras mejoran en la montaña.

Cuando conviene veranear en la costa

La brisa, el sol, las gotas de agua salada, el calor y la humedad ofrecen una combinación única, beneficiosa en casos de:

  • Enfermedades respiratorias como asma, bronquitis crónica o sinusitis.
  • Problemas cutáneos como eccema, dermatitis atópica o psoriasis, ya que la sal acumulada en la piel tiene efectos antiinflamatorios.
  • Alergia al polen y otros contaminantes. El aire fresco junto al mar es pobre en estas sustancias, lo que proporciona cierto alivio.
  • Hipertensión. El mar Mediterráneo, con vientos ligeros y temperaturas muy cálidas, resulta esencialmente relajante y favorece la reducción de la tensión arterial. En cambio, en invierno o cerca de un mar frío, como el Atlántico, el efecto resulta estimulante y puede aumentar la tensión.
  • Niños y adultos con déficit de vitamina D y salud delicada. La radiación del sol ayuda para la formación de vitamina D que regula la inmunidad. Además, contribuye a la salud del sistema óseo y del corazón.

Según una revisión llevada a cabo por la Sociedad Europea de Gastroenteroloría Pediátrica Hepatología y Nutrición (ESPGHAN), muchos niños y adolescentes sanos europeos tendría déficit de vitamina D, lo que podría acarrear enfermedades asociadas. Algo que hace especialmente atractivas para las familias las vacaciones en la costa en verano que, junto con una correcta alimentación, ayudarían a equilibrar este déficit.

Cuando conviene veranear en la montaña

Por encima de los 2.000 metros de altitud se reduce la concentración de oxígeno y el cuerpo reacciona con una mayor absorción de éste último. Esto provoca una mejor circulación sanguínea en los pulmones y fortalece nuestras defensas naturales. Esto hace que una estancia en la montaña sea especialmente beneficiosa en casos de:

  • Algún tipo de alergias o problemas respiratorios. A mayor altura, más puro y saludable es el aire, pues la concentración de contaminantes disminuye con cada metro de altitud. Esto beneficia a las personas alérgicas y a las personas con problemas respiratorios, ya que el polen, los ácaros del polvo doméstico, el moho y otros alérgenos se reducen significativamente.
  • Problemas de insomnio. La frecuencia cardiaca y la tensión arterial aumentan en la montaña. Para las personas que no sufren este tipo de problemas, la montaña mejora la calidad y la duración del sueño.
  • Enfermedades cutáneas, pulmonares crónicas y recurrentes. El clima en las montañas es especialmente recomendable para las personas que sufren este tipo de problemas de salud.